18 de septiembre de 2024
En las últimas horas, el ya de por sí grave conflicto desatado en Aerolíneas Argentinas, escaló a un nuevo nivel de intensidad.
El rol de marioneta itinerante de su CEO, Fabián Lombardo, paseándose por cuanto canal oficialista se le puso por delante, sirvió para dejar en claro que el enfrentamiento entre el gobierno y los sindicatos, excede los motivos salariales.
Quien fuera Gerente Comercial durante las presidencias de CFK y Alberto Fernández, y por ende funcionario a las órdenes de Mariano Recalde y Pablo Ceriani en sus pasos como Presidentes de Aerolíneas, se calzó sin dudas ni objeción de conciencia alguna el traje de Libertario ortodoxo.
Durante el día de hoy se produjeron dos hechos que bien podrían resultar la génesis de lo que está por venir.
En primer término, y como consecuencia del despido arbitrario de 3 compañeros pilotos, presentó su renuncia el Gerente de operaciones de la empresa, es decir quien tiene bajo su responsabilidad toda la flota. Cabe mencionar, una vez efectivizada esa dimisión, y con esa posición acéfala, la empresa no puede volar.
Párrafo aparte merecen las implicancias para la seguridad operacional que este contexto de conflicto genera, y de cuyas potenciales consecuencias, es el presidente de la empresa el único responsable.
En segundo lugar, en una acción que demuestra las verdaderas intenciones del presidente de la empresa, éste eliminó por completo y corrió del medio a cualquier instancia o persona que aún trabajara en favor de los intereses y el funcionamiento virtuoso de la aerolínea. Personas con años de trayectoria y experiencia, y cuyo conocimiento de la compañía podría resultar clave en estos momentos, fueron salvajemente descartadas por no alinearse devotamente al inescrupuloso plan oficial.
Ahora, con el reloj de arena corriendo en el aspecto operacional, y con la ausencia de dos actores clave para el funcionamiento interno de la aerolínea, se deja ver un posible escenario de parálisis en el corto plazo, no sin la posibilidad de algún previo exabrupto empresario fuerte en su cruzada contra las medidas gremiales.
Desde ya, y de manera burdamente obvia, se trataría esto de un Lock out patronal, que buscaría detener la operación de la compañía para luego culpar a los Sindicatos y sus trabajadores.
Queda ya totalmente claro que para Lombardo y sus mandantes, este jamás fue un tema salarial, y que las cartas están echadas.
El objetivo de este mezquino personaje de poca monta y baja estatura moral, siempre fue acoplarse al ataque de las principales autoridades del país hacia una empresa que abiertamente detestan. Verdaderamente de eso no se vuelve.
Pero hay algo que nunca entenderán, y es que Aerolíneas Argentinas somos sus trabajadores, y no van a partirnos. Somos mucho más fuertes de lo que imaginan.
Estamos dispuestos a dar la pelea por la continuidad de nuestro trabajo hasta las últimas consecuencias. No vamos a negociar nuestra dignidad ni a ceder ante un proyecto destructivo y precarizador, cuya única meta es disciplinar, someter y reducir para poder vendernos a sus socios extranjeros.
Los trabajadores somos perfectamente conscientes de lo que está sucediendo y ya pasamos por esto. Un día fue Iberia, otro fue Marsans. Hoy es el propio Estado. El mismo Estado que abandona a los jubilados, a la salud pública, a la ciencia, a la educación, al transporte. Un Estado que arrasa con cuanto sector aún mantenga o simbolice la más mínima concepción de Soberanía nacional. A eso vinieron.
Y si algo es Aerolíneas Argentinas, es justamente eso; orgullo y SOBERANÍA nacional.
Los trabajadores y trabajadoras aeronáuticos estamos unidos y dispuestos a luchar hasta el final. Y vamos a prevalecer.